A través del tiempo, y gracias a la comunicación, se han transmitido una serie de mensajes, aprendizajes, propuestas, emociones, conocimientos, sentimientos, etc. Por naturaleza, el ser humano no es un ser que viva de manera aislada, siempre establece vínculos con más seres humanos e incluso con otro tipo de seres vivientes con la finalidad de comunicarse. Es por ello que a través de la comunicación también se establecen lazos que permiten el desarrollo y modificación de su conducta. Sin embargo, la comunicación ha sufrido grandes cambios y, con ellos, la manera de relacionarnos.

Hace algunos años, cuando escribí por primera vez acerca de comunicación en mi tesis de licenciatura, tomé en cuenta los medios que para ese entonces eran los que más se utilizaban: Correo electrónico, celular y radiolocalizadores. En ese entonces, en mi trabajo me pedían estar disponible todo el tiempo y eso lo lograba a través de recibir un beep o una llamada a mi celular. El contacto era casi inmediato. Otra forma de estar al día era revisar constantemente mi correo electrónico, para que no se acumularan en mi bandeja de entrada.

Actualmente, en nuestras actividades diarias estamos inmersos en la inmediatez de muy diversas formas: 

  • Estamos permanentemente comunicados y enterándonos de todo en el momento en que pasan las cosas; 
  • Los medios de comunicación compiten constantemente para atraer nuestra atención; 
  • Las redes sociales forman una parte fundamental de la comunicación de las personas;
  • No hay día en que no establezcamos comunicación a través de un e-mail, una llamada, un mensaje de Whatsapp, Twitter, Facebook, Linkedin, etcétera.
  • Incluso los medios que antes eran meramente informativos (no había un proceso real de comunicación), ahora nos piden que nos pongamos en contacto con ellos y que les hablemos de nuestra forma de pensar, sentir, creer, etcétera.
La comunicación es una condición fundamental para que las relaciones de pareja puedan sobrevivir. De hecho, una pareja que no se comunica, es muy probable que vaya al fracaso. Para que exista comunicación es necesario que existan al menos dos personas que estén dispuestas a llevarla cabo: Una que envía el mensaje (emisor) y otra que lo recibe (receptor). Asimismo, será necesario que exista un mensaje y un medio o canal por el cual se transmita el mensaje.  Esas son las reglas de comunicación básica.
No se puede considerar como una verdadera comunicación a la mera transmisión de datos por parte del emisor, será necesario que el receptor obtenga la información y la procese para entenderla y de esta manera pueda dar una respuesta al emisor (retroalimentación).
 

¿Cómo afecta todo esto en la vida cotidiana?

 
La mayoría de las parejas que llegan a terapia lo hacen porque los procesos de comunicación no fluyen de manera adecuada. Cuando les pregunto cómo se comunican, tardan un poco en responder y las más de las veces suelen decir después de verse unos segundos–: “Creo que no muy bien”. Cuando les pregunto a que se refieren surgen respuestas como:
  • Le mandé un mensaje por whatsapp y no me respondió hasta después de dos horas. Cree que no me doy cuenta de que está conectado. ¡Dos horas para responder un mensaje! ¿Puedes creer eso?
  • Puse una foto en Facebook de nuestras vacaciones y no le puso like, pareciera que no le importa.
  • Dio de alta a un güey, y no sé dónde lo conoció. A él si le pone like en lo que escribe.
  • Le he pedido que me dé la clave de su correo y no me la quiere dar, yo no escondo nada, no sé que me esconde.
  • Le mandé al menos cuatro mensajes y no me los respondió.
Ante respuestas como estas, cabe preguntar: ¿Cuándo están juntos hablan de eso que les molesta?, y la respuesta suele ser no. Las excusas son varias: No hay tiempo; llego muy tarde; llegué y estaba dormida; me levanté muy temprano al día siguiente y no nos vimos; ¡Ay, no! Porque entonces íbamos a discutir y ya no llegábamos a la comida con mi mamá, y un largo etcétera.
 
¿Es posible que la forma de comunicarse se haya perdido? O simplemente ha cambiado de manera radical. Los seres humanos nos comunicamos mediante palabras, pero también es importante la calidez en la voz y, por supuesto, los mensajes que mandamos con el cuerpo, la postura, los gestos, expresiones corporales etc. Podemos comunicar algo incluso cuando no decimos nada y nos mantenemos quietos. 

Algunas investigaciones muestran que, en una presentación ante un grupo de personas, 55% del impacto viene determinado por el lenguaje corporal, es decir, por la postura, los gestos y contacto visual; 38% del tono de voz, y solo 7% por el contenido verbal.
 
Los procesos de comunicación en una pareja que ha aprendido a comunicarse solamente a través de mensajes de texto ha cambiado. Se interpreta el tono del mensaje si lo ponen en MAYÚSCULAS, minúsculas, negritas, cursiva, subrayado, e incluso si no se contesta. Las parejas interpretan todo y no lo hablan de frente porque es más fácil escribirlo y asumir, primero, que el mensaje llegó y, después, que la persona lo entendió. Es por ello que al llegar al consultorio, las parejas aprenden a hablar entre sí de manera diferente: La que utilizaban nuestros abuelos y padres, la que utilizábamos antes de tener tantos avances tecnológicos. 
 
Hablar de manera personal genera avances en el proceso de mejorar la comunicación, pues lejos de interpretarlo podrán corroborar que lo que se dijo es lo correcto y en el tono preciso. Para que haya comunicación es necesario que exista un sistema compartido de símbolos y referentes entre personas. La comunicación también es un intercambio de ideas, pensamientos, sentimientos, emociones y actitudes. Cuando estamos en ese intercambio lograremos ver más claramente el mensaje. La interacción ayudará a no solamente interpretar el mensaje a través de un texto.
 
Podemos concluir que sí, efectivamente, las formas de comunicarnos no son las mismas que hace 20 años y que han influido de manera radical en la forma de interactuar con los demás; sin embargo, para lograr la transmisión de un mensaje de manera clara y acertada a otra persona, en especial a nuestra pareja, el lenguaje corporal, y no solamente el escrito, ayudará a un mejor entendimiento.